sábado, 6 de diciembre de 2008

SOLEDAD


EL PUNTITO ROJO

Mi mapita de la computadora está lleno de puntitos rojos.
Uno solitario, en un país muy lejano me tiene hechizada.
No puedo dejar de mirarlo. Algunas veces tengo miedo que algo lo derrumbe y caiga estruendosamente al mar, otras siento crecer alas a mi cuerpo y viajo hasta ese lejano lugar, desciendo por la chimenea y me siento a la mesa, invisible para los habitantes de una casa, donde hay niños que construyen muñecos de nieve cuando vuelven de la escuela, mientras la mamá prepara la merienda cantando alegremente.
Me divierto con ellos un rato, les regalo mi bufanda invisible y camino por el pueblo. ¡Qué bonitos jardines cultivan los habitantes de mi pueblo imaginario!
Luego abro una puerta y entro en un bar. Detrás del mostrador un señor de barba blanca me recibe con una sonrisa y me sirve un delicioso chocolate. ¿El me verá como yo lo veo? Quién sabe.
Sigo paseando y me cruzo con una anciana que vuelve con sus compras para la cena. Me encantaría decirle que vengo de un país lejano si pudiese oírme. Un país donde muchas personas pasan largas horas de su vida frente a una pantalla como la mía, algunos viendo números, otros fabricando guerras e infinidad de ellos creyendo que conversan.
De pronto veo que ha salido la primera estrella, es hora de elevar las alas y volver a casa.
Autora: María del Carmen Castro