El 18 de septiembre de 2006 desapareció Julio López, testigo en el juicio al represor Miguel Etchecolatz. Esto demuestra, que lo siniestro continúa atravesándonos y, en la actualidad se revive, con el móvil perverso de la desaparición forzada con el objeto de privar a un ser humano de sus derechos. La lucha continúa porque muchos victimarios siguen impunes, no debemos caer en el silencio, el miedo paralizante y la desmentida. La reconstrucción de la verdadera historia y su transmisión para mantenerla en la memoria es lo que nos permitiría evolucionar como sociedad.
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