viernes, 19 de noviembre de 2010

Catorce pesos....


CATORCE PESOS

El día había transcurrido como todos los días de los últimos meses, Julián María estaba cansado y desolado. Caminaba por Corrientes con un semblante dibujado de hombre exitoso. Había leído algunos libros de autoayuda donde aprendió aquello de la actitud postural.
Para los que no lo saben, aunque casi todos lo saben, los libros de autoayuda son esos donde le dicen a uno lo idiota que es, por no saber qué fácil es vivir; tanto, que aprenderá a hacerlo después de cuatro horas de lectura.
Actitud, actitud… se repetía Julián María mientras se miraba en las vidrieras para corregir.
- Julián!
Julián María caminaba sin rumbo claro pero con un actuado paso firme, mientras recordaba un párrafo del libro que se titulaba (el párrafo) “El poder de la sonrisa”.
- Che Julián!!
Julián María se detuvo brevemente frente a una relojería y pasó sus dedos en su cabello lacio, fino y claro. Miraba sin ver los relojes mientras pensaba que tendría que lavar algunas camisas para usar la otra semana. Pero sus cálculos fueron interrumpidos por alguien que lo tomó de un brazo cuando ya proseguía su camino.
- Julián! Estás sordo carajo, dame bola che… jajaja!
Julián María giró aplomadamente con su ensayada sonrisa amplia pero de costado (hacia el costado izquierdo, para que no se vea el vacío de una muela que había perdido hacía unos meses).
Lucía algo canchero con esa sonrisa.
- ¿Cómo estás Julián? Qué bien se te ve che!!!
Julián María hizo un mohín con los labios y un ligero movimiento de cabeza como asintiendo.
- Y… vos sí que tenés la vaca atada, jeje, sos un genio!!! Che Julián ¿tomamos un café?
Julián María escaneó mentalmente sus bolsillos y confirmó que tenía enteros catorce pesos, entonces eligió mirar su viejo Rolex y comprimió los labios.
- No, no, está bien, no te preocupes, yo sé que sos un tipo ocupado Julián, jajaja, y pensar que yo sigo en esa oficina piojosa!!! además, seguro que tenés alguna minita esperándote, un día de estos que estés con tiempo, me decís cómo mierda hacés che… Bueno, te dejo, mensajeame y nos encontramos para tomar algo. Ah! Gracias por ese libro de autoayuda que me recomendaste, desde que lo leí, soy otro tipo. Chau Julián, no, pará, tomá esto, se llama “El Secreto” vi un video-clip en Internet y no pude dejar de comprarlo, tomá, yo ya lo leí, te lo debía hermano…
Julián María se quedó con el libro en la mano, mirando como su ex compañero se alejaba y giraba solo para darle un último chau de complicidad exitosa.
No sabría decir cuanto tiempo quedó allí parado contemplando la tapa del libro, pero, por algún sin motivo similar, levantó la vista, cruzó corrientes y caminó hasta Uruguay para tomarse un café en la confitería “El Foro”.
Calculó que con catorce pesos, se tomaba dos cafés, picoteaba alguna galletita de esas que acompañan, dejaba dos pesos de propina y se volvía “paseando” por Corrientes.
La rutina fue exactamente esa, dos cafés, galletitas y dos pesos de propina, con espacio para lectura del libro y programación de su fin de semana: cómo enfrentar a su ex mujer otra semana más sin un centavo, qué hacer con los chicos, evaluar si inventa otra disculpa para no pasar a buscarlos y no quedar como un fracasado que no tiene ni para pochoclo, enfermarse o morirse jeje, para que su ex, no capitalice la situación con los chicos, edificando al “mal padre” que todos se están dando cuenta que él es.
Dedujo que a la falta de jabón la podría compensar poniendo ya mismo las camisas en remojo, completando el lavado en la ducha con jabón de manos. Después las colgaría mojadas y sin estrujar para no tener que plancharlas (sin luz es difícil)
Entre elucubración y elucubración, se leía unas páginas de “El Secreto”.
- Ajam… Física Cuántica entonces… (qué boludo! Cómo no lo sabía…) la cuestión es concentrarse en lo que uno quiere, en lo que uno desea, firmemente… tiene que ser una visualización clara. Eso, eso, sí, por supuesto y además con mi sonrisa de convicción y autoestima. Sí, sí, seguro, es eso! Pensó Julián María y partió para su departamento.
Una semana más si trabajo, un mes más sin pagar el alquiler, tener que llegar tarde para que el portero no le reclame las expensas… pero hoy su ex compañero le había entregado las “llaves” de la situación.
Con paso rápido llegó sin darse cuenta hasta Jujuy y Alsina esta vez sin reparar siquiera en el aroma que dejan los vendedores de garrapiñadas, entró, subió los dos pisos por escalera, encendió la tele (miles de teles) y se fue a poner en remojo las camisas, desde el baño escuchaba el noticioso.
Un reportero trasmitía una cobertura exclusiva, por una extraña noticia de último momento:
- Lo que nadie se explica queridos televidentes, es cómo pudo haber entrado en este local de ropa que ya estaba cerrado, que no presenta signos de violencia y cómo apareció el cuerpo de este hombre joven, de aparentes treinta y cinco años, rubio, bien vestido, que murió en actitud de estar sentado contra la vidriera que da a la avenida Corrientes pero en el piso, en el interior de este comercio de Uruguay y Corrientes. Pero lo que más intriga, es que en el piso había desparramadas dos tazas de café, con el logo de la confitería “El Foro” que como muchos saben, cerró en este mismo lugar hace ya varios meses. Entre sus pertenencias solo se halló, un libro llamado “El Secreto” que aseguraba en una mano y tres billetes en la otra, uno de diez y dos de dos pesos.

E. J. Box.


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