domingo, 24 de abril de 2011

...con la esperanza entre los dientes...


“Escribo de noche, pero no sólo veo la tiranía. Si así fuera, probablemente no tendría el valor de continuar escribiendo. Veo a la gente dormir, agitarse, levantarse a beber agua, susurrar sus proyectos o sus miedos, hacer el amor, rezar, cocinar algo mientras el resto de la familia duerme, en Bagdad y en Chicago. (Sí, veo también a los siempre invencibles kurdos, cuatro mil de ellos gaseados por Saddam Hussein con la complacencia de Estados Unidos). Veo a los reposteros que laboran en Teherán y a los pastores durmiendo al lado de sus borregos en Cerdeña -la gente pensaba que eran bandidos-. Veo a un hombre en el barrio Friedrischhain en Berlín que se sienta en pijama con una botella de cerveza a leer a Heidegger -tiene las manos de un proletario-. Veo a una barca de inmigrantes ilegales arribando a la costa española cerca de Alicante. Veo a una madre en Malí, se llama Aya, que significa Nacida en Viernes, arrullando a su bebé para que duerma. Veo las ruinas de Kabul y a un hombre que va camino a casa y sé que, pese al dolor, el ingenio de los sobrevivientes sigue intacto, un ingenio que recoge y acopia energía: en la incesante entereza de ese ingenio hay un valor espiritual (algo parecido al Espíritu Santo), esta noche estoy convencido de ello, aunque no se bien por qué”.


John Berger

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