domingo, 23 de octubre de 2011

El choripán, el colchón y la casita son prebendas cuando tienen el veneno de la resignación, no cuando son estímulos a la lucha por más justicia social.


EL CORAZÓN DE LA GENTE DE NUESTRO PUEBLO NO ESTÁ DE VEDA


Por respeto a las leyes electorales, no hablaremos ni de partidos ni de candidatos, pero el l Código Nacional Electoral no le impone silencio al corazón, ni a los valores éticos, ni a los deseos, ni a la felicidad de un pueblo.

Digamos que los que tienen privilegios a cuidar, los que han edificado su vida sólo sobre la fortuna material y temen ser expropiados, aunque sea en una pequeña medida, a esos señores que no saben de otra cosa que de la mezquindad, no pretendemos interpelar. Asumiremos para ellos alguna de las formas de la comprensión como a los niños que no saben que hay un afuera a sus personitas.

Tampoco a los que traicionaron vamos a interpelar, a los que se trasvistieron con ropas y símbolos de las luchas sociales y ahora se encolumnan detrás de los que sonríen a los monopolios, a las corporaciones, a los poderosos. Tampoco a ellos vamos a interperlar, porque han abandonado la esperanza y la perversión de su condición humana requeriría una expiación no propicia a estas horas..

Pero a los otros, a los pobres de toda pobreza, a los laburantes de las manos o de la mente, urbanos o del campo, a los empleados, a los maestros y docentes, a los estudiantes, a los jóvenes, a los jubilados, a los campesinos pobres o medianos, a los que dicen ser intelectuales, a los que todavía no lograron un trabajo digno, a los que sufren, a ellos sí vamos a interpelar. Y a los que no carecen de todo, pero su amor al prójimo no tolera las extremas miserias de la desigualdad, a ellos también vamos a interpelar.

Y les vamos a preguntar cómo podría el corazón, cómo podría la razón, no elegir la fervorosa construcción de cientos de escuelas y las que se vienen. Cómo se podría no elegir la puerta de entrada a miles de hombre y mujeres que antes no podían jubilarse y ahora lo han logrado, los aumentos que van acortando la distancia con la deuda histórica que el país contrajo con los que trabajaron toda su vida. Cómo se podría no escoger la reactivación de todas las fuerzas del trabajo y el descenso del desempleo desde un catastrófico 50% al prometedor 7,1%. Cómo se podría no elegir los cientos de nuevos hospitales y lo que se vienen. Cómo se podría no elegir las vías férreas que renacen y las que se vienen, cómo se podría no elegir que día a día sean condenados los genocidas de nuestro pueblo, sean reparadas las víctimas del terrorismo de estado, sean devueltos los niños secuestrados. Cómo se podría votar contra la solidaridad entre naciones de nuestra Patria Grande, contra nuestra UNASUR, contra nuestro MERCOSUR. Cómo se podróa votar contra un país al que ahora el mundo pide consejos cuando antes habíamos dejado de ser. Cómo se hace para no votar a quiénes hicieron que las cabezas y los corazones emigrados por el desquicio, regresen anhelantes a su Patria. Cómo hace uno que es pobre para defender los intereses de quienes pisotearon la tierra de nustros pueblos originarios, se enriquecieron con su sangre, entregaron la Patria a los gringos y se asociaron a los militares para matarnos una y otra vez.

El choripán, el colchón y la casita son prebendas cuando  tienen el veneno de la resignación, no cuando son estímulos a la lucha por más justicia social. Quieren que el pueblo no sepa distinguir aquellas dádivas para impedir la rebeldía y sostener proyectos para que todo se CONSERVE IGUAL de aquellas conquistas permanentes como parte del derecho a vivir dignamente. NO SON PREBENDAS CUANDO SU ENTREGA PRETENDE INSCRIBIRSE EN EL CAMBIO SOCIAL HACIA UN LUGAR DE LOS TIEMPOS DONDE YA NO HAYA HAMBRE, NI MISERIA, NI EXPLOTACIÓN, SOMETIMIENTO, VIOLACIONES SISTEMÁTICAS DE DERECHOS HUMANOS, TRATA DE PERSONAS, CONSUMO ALIENANTE DE DROGAS, EXCLUSIÓN, DESEMPLEO Y DESESPERANZA.

En esta veda de los ruidos políticos, pongamos a andar el motor de nuestro corazón y pensermos en nuestros hijos habitando la exigencia de los claustros universitarios, recuperando el placer del esfuerzo y el regocijo de la justa recompensa, llevando con alegría una vida atenta a la solidaridad y atenta a la rebeldía contra toda injusticia y contra el acecho del Imperio sobre nuestro pueblos. Juntemos a todos los que vamos a defender lo justo por todos los medios y votemos allí donde habita la luna, aunque el dedo que la señala pueda a veces estar algo sucio.

QUE EL VOTO DEL DOMINGO, NUESTRO VOTO COMO PUEBLO, TENGA UNA PORCIÓN DE LUNA, UNA PORCIÓN DE SUEÑOS, UNA PORCIÓN DE BUENA LOCURA Y UN BUEN ALIENTO DE REBELDÍA Y PATRIOTISMO.

SÁBADO 22 DE OCTUBRE DE 2011
Raúl A.Schnabel
Simplemente, un ARGENTINO...

No hay comentarios: