miércoles, 17 de marzo de 2010

ASOMBROS


Tomaba el relevo en esa lengua,
mano del hombre
en un mismo horizonte.
La regla oculta
geometría del caos,
bucle interminable,
fantasma, que jalonan sus orillas.
Los mezquinos dioses
cuando el rostro humano
tenía alrededor un silencio,
melancolía del horizonte.
Nadie pone lo que no tiene.
Una azarosa excursión hacia la muerte
aquel horror preciso.
Ojos extraviados de fatiga
con pausas en demanda
del término exacto.
La mirada parecía ir por su cuenta
curiosa evolución,
la de aquel hombre.
Hijos de hoy
verdugos del mañana.
El arte vive de la fe
testigo con boleto de vuelta.
Pero hay lugares
de los que nunca se vuelve.

Autora: María del Carmen Castro

1 comentario:

Arabia dijo...

"El arte vive de la fe"

Si, el arte vive de la fe, de la imaginación, y de la ilusión, de lo que podría ser.

Saludos.