sábado, 30 de agosto de 2008

QUE BIEN ESCRTO ESTA




Mi circunstancia de emigrante, o tal vez la falta de orientación, sumado a ésta, algunos miedos y limitaciones personales, mi preparación intelectual durante la adolescencia, fue mínima. Mis lecturas se ceñían casi exclusivamente a las novelitas de Corín Tellado. Pero un día llegó a mis manos un libro, una novela de Eric María Remarke y me abrió una gran ventana hacia otro tipo de literatura que desconocía absolutamente.

La pequeña semilla y el placer de leer, imagino que ya estaba en mí, no obstante, encontrarme con un libro de verdad, su encuadernación, su olor, el contacto con mis manos al pasar las hojas me producía una bella sensación, placer que aun conservo.

Dice que la tecnología suplantará, con el tiempo, la forma de leer como ha sido hasta ahora, tengo mis dudas al respecto. Seguramente perdurará en otros, el grato ritual de dormirse con un libro fascinante abierto sobre el pecho.

Sucediéndose los meses y los años, y construyendo la vida, siempre en mi situación de autodidacta, cada vez que andaba cerca de la calle Corrientes, registraba durante largo tiempo las mesas y los estantes de las librerías, tratando de descubrir libros de autores (casi siempre desconocidos para mí, guiándome por mi intuición) volúmenes de frases, palabras e historias que me harían viajar, soñar y admirar esas personas que tenían ese maravilloso poder de observar el mundo y al ser humano por fuera y por dentro, y lo ponían en mis manos.

Poco a poco aprendí a disfrutar a Dostoiyeski, Tolsstoy (los escritores rusos me gustan mucho) Morris West, Kundera, Hemingway y algunos todavía desconocidos, pero maravillosos.

El enamorado de la osa Mayor, que es la historia de un contrabandista polaco cuyos escritos en hojas sueltas alguien encontró escondidas en las grietas de la celda de una cárcel de la Rusia comunista y los publicó.

Así, desordenadamente me encontré con Borges, Cortázar y tantos otros que guardo en mi subconsciente.

Pero hay una novela en mi biblioteca que atesoro muy especialmente, no solo por su valor literario, que es considerable, sino por el modo de llegar a mí. La novela es Marión y su autora Viki Baun.

En uno de mis paseos y rastreo de libros, lo encontré, me pareció interesante, me lo llevé a casa, lo leí, me encantó, aunque el final era algo extraño, le faltaba la palabra Fin. De cualquier modo, estaba muy bien escrito y era muy interesante. Lo guardé entre mis favoritos.

Después de mucho tiempo, años, la tía Clotilde se mudaba de su casa a un departamento y me propuso ser la primera, en elegir los libros que fuesen de mi interés. Subida a una alta escalera comencé a bajar libros, inmediatamente prorrumpí en gritos que asustaron a la tía Clotilde, presurosa y alarmada. Entre la pila de libros estaba el segundo tomo de mi novela Marion. Cuando le conté mi historia sobre esa novela, ella me dijo que durante años buscó el primer tomo, estaba en mi poder. Por supuesto lo compartimos.

Aunque Clotilde ya no está físicamente conmigo, sus libros y el amor por la buena literatura que hemos profesado, la mantienen siempre presente.

Por todo esto, los libros bien escritos, mi insaciable curiosidad durante estos años y también por los que vendrán quiero finalizar con un pequeño gran párrafo que Viki Baum escribió al comienzo de su novela, creo que por el contenido que conlleva y en homenaje a su autor Ernest Hemingway, y dice así:

“Lo que importa es durar y dar cima a tu trabajo, ver, oír, aprender y comprender, y escribir, cuando llegas a saber algo, no antes, pero tampoco demasiado tarde”.


AUTORA María del Carmen Castro

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